En muchos casos cuando usamos la genética en la materia de cria de animales vemos que la tendencia es hacia una teoría evolutiva lamarkiana, es decir creemos que los descendientes obtendrán esa cualidad por el desarrollo de ella, no por su genética. En el caso de la ganadería brava muchos creen que potenciando la bravura de los progenitores obtendremos este comportamiento en los hijos, cosa que nos lleva de nuevo a un error. Los caracteres se heredan de padres a hijos, aquellos que están codificados geneticamente es como decir que si a un animal le coloco un herrado sus hijos heredaran el herrado y no es así.
La evolución en la ganadería se debe a los genes que fijamos, cuanto mas fijado este un gen mas probabilidades hay de que se exprese, por ello se llega a tener problemas de consanguinidad en muchas ganaderías por la fijación de un gen debido a la mezcla de parentesco familiares entre progenitores. Si en la reproducción no entrara en juego la meiosis o gametogenesis solo dependiera de la mitosis tendríamos los mismos genes entre padres e hijos consiguiendo en unas dos o tres generaciones la fijación de los genes, pero al existir una mezcla génica y una variación de la expresión de estos genes hacemos posible que la evolución de la ganadería sea hacia adelante o hacia atrás. Lo que hemos fijado en unos años podemos perderlo en una sola generación.
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